viernes, 28 de agosto de 2015

RUTA AL VOLANTE POR ALEMANIA. PARTE III

     Y continuamos con la última parte de la crónica de Alemania al Volante. Ya para acabar, Ulm, Füssen y sus Castillos y Munich.

     Como dije en la última entrada, desde Rothemburg viajamos hacia Füssen, la ciudad mas al sur de nuestra ruta, pero antes, visitaríamos Ulm, la ciudad que vio nacer a Einstein y que tiene la Catedral mas alta del mundo.

ULM

     El tiempo no acompañaba en absoluto en esa mañana, lloviendo intensamente durante algunos momentos en la carretera. Al llegar a Ulm, nada había mejorado, mucho viento, el cielo encapotado y amenaza de lluvia constante. Era tan desagradable el día que lo único que visitamos fue la catedral, parcialmente en obras lamentablemente.

     Ya de lejos, al ir entrando en la ciudad se veía el tercio final de la aguja de la torre, y conforme nos acercábamos por la calle sin ver todavía la catedral, ni saber en qué esquina nos asomaríamos a la plaza, seguíamos viendo el final de la torre. Sin duda impresiona ponerse bajo la torre y mirar hacia el cielo. La entrada en la catedral era gratuita, pero en ese momento se estaba realizando un concierto de órgano, por lo que el tiempo lo aproveché para subir los 768 escalones que te llevan de manera irremediable a una altura de ciento cincuenta metros. 


Un tramo del comienzo de la subida a la torre de la Iglesia.

Vistas desde la torre.

     Abstenerse personas claustrofóbicas o con vértigo, propensas al pánico o simplemente susceptibles de pasar un mal rato en situaciones difíciles. He de reconocer que deberían avisar a todos los turistas dispuestos a subir las escaleras de las condiciones en las que lo harán. Porque la estrechez, la sensación de mareo por la espiral de escalones infinita, el viento y el esfuerzo que hay que hacer para subir pueden jugaros una mala pasada. Eso si, subir hasta lo alto de la torre y contemplar las vistas merece la pena, mas aún cuando al bajar y recuperéis el aliento, sed conscientes de que habréis subido a la torre de iglesia mas alta del mundo.


Sobre el tejado de la torre. Vista del remate final desde su interior.

Interior de la Catedral de Ulm.

     Como os he dicho, el día no acompañaba para nada, así que una vez vista y visitada la Ulmer Münster, era hora de continuar el viaje hacia Füssen.

     Allí el clima seguía en su línea, nublado y amenazante, pero he de decir, que el entorno a los pies de los Alpes con ese clima fresco sin llegar a hacer excesivo frío y una ligera llovizna intermitente era la atmósfera perfecta para ese lugar. Así que sólo quedaba salir a darse un paseo por la pequeña ciudad, ver sus calles, acercarse al paseo paralelo al río y descansar para el día siguiente.

Río Lech en Füssen.


FÜSSEN, SCHLOSS NEUSCHWANSTEIN Y SCHLOSS HOHENSCHWANGAU 

     Quizás muchos ni os suene el nombre del Castillo de Neuschwanstein, quizás lo que si os suene sea su típica foto, o en caso de que tampoco os suene, imagino que alguna película de Disney si habréis visto. Ese castillo...¿ahora si no? Ese fue el Castillo en el que está inspirado el que siempre sale al comienzo de las películas de Disney. 


Vistas del Castillo de Neuschwanstein desde el Puente de Marienbrücke, y entrada principal al Castillo respectivamente.


     Nació en la imaginación del monarca Luis II de Baviera como una pura fantasía romántica de un castillo medieval idealizado. Por algo se le conocía como el Rey Loco. Fue concebido con fines mas estéticos que funcionales, ya que muchas de sus estancias están basadas en actos teatrales, habitaciones temáticas, y en ningún momento fue construido para albergar o recibir a la corte. Tanto éste castillo como el de Hohenschwangau se encuentran a unos diez minutos en coche. Una vez llegas al centro de visitantes donde puedes comprar tus entradas para los castillos, te encuentras con las distintas paradas de autobuses y carros tirados por mulas que te suben hasta el castillo del Rey Loco, aunque si te apetece caminar, puedes subir andando por el sendero hasta los pies del castillo. En nuestro caso, esta opción la dejamos para la bajada. Cogimos el autobús que te deja cerca del Puente de Marienbrücke, desde allí, tendréis una vista inmejorable del Castillo (si sois cabras montesas y ascendéis por la montaña seguro encontráis una vista mejor). Eso sí, abstenerse las personas con vértigo, porque el suelo es de rejilla y veréis la catarata bajo vuestros pies. De ahí, retrocediendo unos metros sobre vuestros pasos os dirigiréis ya hacia el castillo, si no tenéis intención de visitar sus estancias, sabed que podéis al menos pasar hacia su patio principal y verlo desde dentro.


Castillo de Neuschwanstein y Castillo de Hohenschwangau respectivamente.


     Merece mucho la pena admirar el paisaje desde cada mirador, esquina, sendero o resquicio que la naturaleza os abra. Al bajar, pasamos de largo por el Castillo de Hohenschwangau, no es que no nos diera tiempo, tan sólo que optamos sólo por ver el mas importante y aprovechar el tiempo para  ir a comer y gastar la tarde en pasear de nuevo por las calles de Füssen. Era el último día en Füssen, y de verdad que por el sitio, la naturaleza, el entorno en general, me hubiera quedado mas tiempo allí. Pero era hora de partir a Munich. Quedaba un último regalo esa noche, la luna sobre los Alpes. Una imagen para no olvidar.

Luna sobre los Alpes, en Füssen.


MUNICH

     Ya estamos en las dos ultimas noches del viaje. Ya dejamos el volante y pasamos a modo peatón para todo el tiempo que nos quedaba. Tras pasar por todas las ciudades anteriores y a pesar de que en todas había cantidad de turistas, se notaba que estábamos en una ciudad muy grande, con un ambiente totalmente diferente, mas bullicio (del bueno), mas tiendas, mas ajetreo, "mas de todo". 

     Para cualquier persona que decida visitar la ciudad, debería tomar en consideración Marienplatz como punto de partida. Comparando, sería como hablar de la Puerta del Sol en Madrid. Con una boca de metro justo en la Plaza de la que asomas y va apareciendo ante ti el Nuevo Ayuntamiento, cuando miras a tu derecha ves el Antiguo Ayuntamiento, tras de ti se erige la Iglesia de San Pedro o Peterskirche, y en medio de todo, un no parar de gente que camina, se para a fotografiar, tiendas, bares, etc...

Nuevo Ayuntamiento en Marienplatz.

     Una vez nos hemos calmado y centrado de nuevo, tenemos varias opciones, o bien subir a la torre del Nuevo Ayuntamiento, o bien subir a la torre del Viejo Ayuntamiento, donde se encuentra el museo de juguetes antiguos, o bien subir a la torre de la Iglesia de San Pedro. Ya puestos a subir torres, yo os recomiendo que subáis a la de San Pedro, aunque no lo hice, pero se que las vistas desde allí son las mas recomendables. 

Detalle de Mariensäule en Marienplatz.

     Tras salir de la Marienplatz en dirección el antiguo ayuntamiento, salimos a Viktualienmarkt, un mercado de alimentos donde mas de ciento cuarenta vendedores ofrecen fruta, flores, queso y otros productos. Y justo en su centro, un biergarten para sentarte a comer, beber y disfrutar del ambiente. 

Detalle en Viktualienmarkt.

     La verdad es que en Munich nos acompañó la suerte. De camino a Odeonplatz, al pasar por la Bayerische Staatsoper, o lo que es lo mismo, la Ópera de Munich, nos encontramos controles de seguridad por todas las calles para acceder a esta plaza. Resulta que coincidimos con el único día del año en que se celebra el día de la ópera para todos, permitiéndose a todo el público que lo desee, tomar asiento sobre el suelo de la plaza (todo el mundo se llevaba su esterón de plástico) y contemplar la ópera de ese día que se proyectaría en una pantalla gigante. Igual que aquí que eso sólo se hace cuando hay un partido de fútbol. 

     Al continuar hacia Odeonplatz nos encontramos con un festival gastronómico de vinos, quesos y comidas típicas que ocupaban tanto la propia plaza como el patio interior de la Residencia de Múnich, un palacio contiguo a la plaza, pero como todavía no era hora de cenar, justo al lado, hay unos jardines por los que se puede pasear agradablemente y sentarte a descansar en uno de sus muchos bancos. Ocupa el centro del jardín una pequeña cúpula llamada Dianatempel, o Templo de Diana. 

Una fuente en Hofgarten, al fondo el Dianatempel.

     Volviendo a Odeonplatz, la plaza del Odeón que os he mencionado anteriormente, sería absurdo haber desaprovechado la oportunidad de cenar en ese lugar. Así que eso hicimos. Pero al volver, aún quedaba un último regalo. Era ese el día de la Blue Moon que se alzaba sobre la torre del antiguo ayuntamiento. Como veis, un día muy completo y con mucha suerte.

La Luna Azul se escondía tras el Antiguo Ayuntamiento en Marienplatz.

     Al día siguiente, el plan era de nuevo salir desde Marienplatz, esta vez para tomar un camino distinto, dirigirnos hacia una de las antiguas puertas de la ciudad, hacia Karlstor. De camino visitamos la Catedral de Munich, la Frauekirche (este nombre os suena ya ¿verdad?). Su interior es uno de los mas grandes de Alemania, pudiendo albergar en su interior veinte mil personas. De lo más destacable es la tumba mausoleo de Luis IV del Sacro Imperio Romano Germánico.

     Continuando hacia la puerta Karlstor, al llegar, descubrimos que estaba en obras. Mala suerte, así que de vuelta sobre nuestros pasos hasta Marienplatz y desde ahí hasta la famosa cervecería Hofbräuhaus, que está también muy cerca. 

     Como dije, Marienplatz es un punto de partida perfecto para visitar la ciudad.

     Un sitio que no deberías dejar de visitar si el tiempo del que disponéis os lo permite, es Olympiapark. Construido para los JJ.OO de 1972, actualmente es un pulmón verde de mas de trescientas hectáreas de extensión. Es curioso que tras la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de los escombros de la ciudad fueron llevados a la zona del actual parque, pasando a convertirse en las colinas del parque. Como es de suponer, el parque cuenta con numerosas instalaciones deportivas, así como actividades de ocio para todos los públicos. Es un lugar perfecto para pasar el día, relajarse y disfrutar de las vistas, o tirarse al ocio en cualquiera de sus actividades. No os faltarán senderos para caminar.


Visión general del Olympiapark desde un mirador, y Olympiaturm respectivamente.


     Y hasta aquí llegó el viaje. 7 noches y 8 días de ruta al volante, visitando unos pueblos, ciudades, lugares, monumentos, edificios históricos y paisajes para no olvidar.

     Espero que os haya gustado esta crónica, o que quizás os haya servido en caso de que os animéis a visitar algunos de los lugares que os he enseñado. 

     Gracias a todos por leerme y por vuestro tiempo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario