martes, 2 de diciembre de 2014

FRANCISCO

            Se llama Francisco. Con mas de 40 años, ha tenido por hogar la calle la mitad de ellos. Su día comienza cada mañana bajo los soportales de la Calle Imagen, donde duerme, procurando no molestar a ningún comercio, porque como el dice,  no quiere darle mala imagen. Antes de que muchos de nosotros salgamos a nuestros trabajos, Francisco ya está cogiendo su mochila y su disfraz de payaso para dirigirse a su puesto.

            Lleva casi 10 años disfrazando con una sonrisa su pequeño lugar de trabajo entre dos columnas en la calle Laraña, entre la facultad de Bellas Artes y la Iglesia de la Anunciación. Seguro que cualquiera de los tenemos por habitual ese camino nos ha dedicado alguna vez unos buenos días, una sonrisa o simplemente un buen gesto al pasar. Es posible que algunos incluso, si lo conocéis os hayáis preguntado que historia hay tras su nariz roja y su chaleco amarillo.

            En un tiempo en el que no existían las redes sociales, y los desahucios no resonaban en la sociedad con el eco de hoy, su historia es una más de esas caída en el olvido. Al fallecer su madre hace mas de dos décadas y quedarse sin recursos, se vió obligado a vivir en la calle. "Caer en la calle es lo más fácil, pero salir es lo más difícil", me dice. Y hasta el día de hoy. Algunos meses ha podido dormir bajo techo alquilándose un cuarto con agua y una bombilla colgada del techo por 200 € al mes, pero se hacía tan difícil que tuvo que volver a tener de colchón algunos cartones.

            En la solapa de su traje lleva un pin reluciente de la Hermandad de Montesión, de la que fue hermano, y en la otra, una chapa de Ac/Dc. Antaño fue un hermano mas...un costalero más de hasta 4 cofradías. Monserrat y el Misterio del Duelo del Santo Entierro en Sevilla, y 2 cofradías mas de la provincia. Aún se alegra de ver al que fuera su capataz Ramón Castro.

            Francisco es una persona que lo único que quiere es sobrevivir, una persona a la que no le cuesta sonreír y desearnos un buen día si pasamos por su lado, una persona que se alegra de haber dejado atrás su cabeza loca.


            Francisco es esa persona tan anónima y presente en lo cotidiano de esa calle que nos acostumbramos a verlo ahí siempre, y que cuando no esté nos preguntamos qué habrá sido de el, en vez de preguntarnos quién era el.  


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